Agua potable, el bien más preciado
El agua es imprescindible para la vida. Increíblemente, aún hoy existen muchas personas que no tienen acceso a agua potable; esto las convierte fácilmente en víctimas de numerosas enfermedades que provocan desde simples trastornos hasta la muerte.
Afortunadamente, en nuestra ciudad existe una red domiciliaria de agua potable que llega a la mayoría de la población.
En algunas viviendas el agua llega a las canillas directamente de la red. Salvo que las cañerías estén deterioradas, este agua es totalmente segura y se puede utilizar tanto para beber como para higienizarse.
Sin embargo, en la mayoría de las viviendas el agua es almacenada en un tanque -principalmente en las de propiedad horizontal- en el que puede perder su potabilidad por diversos motivos: el tanque está deteriorado (tiene fisuras, el revoque interno está flojo), no es hermético (la masilla que cierra la tapa está reseca o tiene faltantes) o directamente, no tiene tapa. Además, el agua arrastra sedimentos que se depositan en el fondo del tanque, haciendo que ésta pierda su pureza.
Si bien podemos beber agua que adquirimos en el comercio, nos higienizamos y cocinamos con el agua de la canilla. Por eso es fundamental limpiar el tanque de agua potable con regularidad.
El GCABA exige a los edificios de propiedad horizontal y comercios que esta limpieza sea realizada por una empresa habilitada cada 180 días. Esta tarea incluye un análisis bacteriológico del agua del tanque, que se debe realizar a las 48 horas de efectuada la limpieza.
La empresa debe emitir un Certificado de Limpieza y Desinfección del Tanque en el que declare tanto el estado del agua como el del tanque en sí mismo.
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