Qué sabés de cucarachas?
Es casi imposible encontrar a alguien que nunca haya visto una cucaracha. Todos alguna vez nos hemos enfrentado a alguna y hay personas que no soportan ni siquiera la idea de matarlas, de tanto asco que les producen.
Las cucarachas son insectos muy nocivos, ya que suelen transportar agentes patógenos en su cuerpo, provenientes de los lugares húmedos y oscuros (tuberías, cañerías, grietas, sótanos) que les brindan la temperatura que necesitan para vivir y reproducirse. En general, tienen hábitos nocturnos y, a menos que haya una infestación muy fuerte, no se las ve de día.
En las ciudades constituyen una de las plagas más arraigadas -junto con los roedores- pues éstas ofrecen innumerables lugares aptos para su desarrollo.
Se reproducen durante todo el año, aunque el proceso se acelera con el tiempo cálido o en locales calefaccionados. La hembra dispone los huevos en una cápsula denominada ooteca, que los protege; es habitual que cada ooteca contenga entre 12 y 60 huevos, dependiendo de la especie. La hembra se desprende de la ooteca poco después de su formación y a los pocos días comienza a formar otra, llegando a formar entre 4 y 60 a lo largo de toda su vida.
En la Ciudad de Buenos Aires es común encontrar tres especies de cucarachas:
- Negra (Blatta Orientalis): puede llegar a sobrepasar los 35 mm. Es de cuerpo aplanado y color oscuro. Los machos tienen alas que les permiten dar vuelos cortos. Invaden los edificios cuando llegan en algún embalaje o a través del alcantarillado.
- Rubia (Blattella Germánica): no supera los 12 mm. y tiene el cuerpo aplanado, de color ocre-amarillento. Es habitual que colonice electrodomésticos, calentadores de agua y motores de heladeras.
- Americana (Periplaneta Americana): tiene el cuerpo aplanado y mide entre 28 y 44 mm. de largo. Tienen alas que les permiten volar distancias cortas, aunque no es una conducta habitual. Suelen transportarse con las compras, por lo que es muy importante revisar los alimentos antes de guardarlos.
Para combatirlas, es fundamental mantener el ambiente aseado y con buena ventilación.
Si su hogar está infestado es aconsejable que un especialista se ocupe de desinsectizarlo. Previo a la aplicación de los productos específicos es aconsejable vaciar las alacenas y limpiarlas, ya que luego del rociado es conveniente dejar secar el producto y no limpiarlo por 48 hs,, para aprovechar su poder residual.
Qué es el dengue?
El dengue es una enfermedad trasmitida por el mosquito Aedes aegypti, que se cría en el agua limpia acumulada en recipientes y objetos en desuso.
La enfermedad se caracteriza por fiebre que puede estar acompañada de dolor de cabeza, dolores de músculos y articulaciones, náuseas y vómitos, cansancio intenso. También pueden aparecer manchas en la piel, acompañadas de picadas. El cuadro general es el de una falsa gripe: el paciente no tiene resfrío, ni estornuda.
Según la intensidad de los síntomas habrá pacientes que deberán guardar reposo por varios días y otros que se recuperan más rápido.
El dengue no grave (llamado clásico) y el dengue hemorrágico presentan durante los primeros días los mismos síntomas. Recién entre el cuarto y el sexto día de la enfermedad podrán detectarse signos de alarma, indicativos de un posible dengue hemorrágico: agravamiento de los síntomas, baja de golpe la fiebre, dolor abdominal intenso, sangrado de encías, piel u otros sitios. Ante la detección de algunos de estos síntomas, es imprescindible consultar con el médico, ya que si no se atiende a tiempo, el dengue hemorrágico puede ser mortal.
No existe una vacuna contra esta enfermedad. La única forma de prevención es impedir la presencia del mosquito transmisor en las viviendas y cerca de ellas. Para esto, se debe eliminar los posibles criaderos: los huevos son puestos en superficies en contacto con agua limpia estancada, único ambiente en el que el mosquito puede nacer.
Fuente: Ministerio de Salud, Presidencia de la Nación.
Las moscas domésticas son portadoras de numerosos gérmenes
Las moscas domésticas se suelen reproducir en estiércol, excretas de seres humanos, aguas residuales, vegetales u otros residuos orgánicos en descomposición. Suelen encontrarse cerca de fuentes de alimento. Las moscas pueden transmitir disentería, diarrea, además de otras afecciones.
Algunos estudios han demostrado que la mosca ocupa un lugar destacado en la transmisión de microorganismos a la leche durante el ordeño ya que depositan gérmenes. También es importante en las moscas la transmisión de Salmonella, que puede hospedarse en su intestino hasta 35 días.
Otro patógeno del que son portadoras las moscas es el E. coli. Según estudios realizados, más de 100 patógenos se relacionan con las moscas. Las formas de transmisión incluyen superficies, regurgitación de comida y defecación, de ahí que se las considere portadoras naturales de patógenos. Los «transportan» en sus patas o los expulsan.
La higiene es fundamental para evitar estas intoxicaciones, así como evitar acumular basura y no almacenar alimentos al exterior sin protegerlos, mantener las ventanas cerradas o protegidas con mosquiteros y no dejar platos con restos de alimentos en la cocina.
Proteger nuestros alimentos de las plagas es prioritario para nuestra salud
Una de las prioridades cuando se trata de evitar que las plagas «ocupen» nuestras cocinas es evitar que existan deficiencias estructurales que se puedan convertir en refugios para insectos, así como zonas de difícil acceso para limpiarlas. En estos casos, suelen ser un lugar idóneo para que se acumule suciedad y desperdicios, así como humedad, factores que atraen mucho a los insectos.
Las hormigas, por ejemplo, suelen estar presentes donde hay alguna fuente de alimento, y se suele encontrar no una, sino varias en busca de alguna miga. Las hormigas comen casi cualquier cosa, así que deben evitarse restos de migas de cualquier alimento o restos de grasa acumulada en determinadas zonas.
La lucha contra las plagas en las cocinas debe tener en cuenta algunos puntos básicos:
- Es frecuente que en las verduras se transporten insectos. Para evitar que se instalen en la cocina, antes de almacenar los alimentos debe comprobarse si hay alguna plaga.
- Mantener puertas y ventanas cerradas. De ser posible, instalar mosquiteros; esto permite que el ambiente esté ventilado y libre de insectos.
- Limpiar de forma rápida cualquier líquido que se derrame.
- Mantener las zonas donde se almacenan alimentos limpias y sin humedad.
- Reparar canillas que goteen o estén obstruidas.
- Guardar la comida en recipientes herméticos.
- Consumir antes los productos que lleven más tiempo en la despensa.
- Depositar la basura en contenedores que tengan tapa; vaciarlos de forma periódica.
- Mantener los animales domésticos fuera de las zonas de preparación de alimentos.
Una de las causas de contaminación de los alimentos es la interacción entre éstos con plagas, sobre todo moscas, roedores y cucarachas, que actúan de vectores de contaminantes.
Insectos y roedores pueden contaminar los alimentos por el contacto de los microorganismos que transportan en su cuerpo, o a través de las deyecciones. Las plagas necesitan alimento y un lugar para poder sobrevivir, por tanto, si se actúa sobre estos factores se puede impedir que las plagas alcancen los alimentos.
Se acerca el calor y las plagas están de parabienes
En esta época deben intensificarse las tareas de limpieza en las cocinas, para evitar que las plagas se conviertan en una amenaza para la salud.
El aumento de las temperaturas lleva asociado también un incremento de la población de plagas de cucarachas, hormigas o moscas en las cocinas, con el consiguiente riesgo de infección de los alimentos.
Las plagas pueden ser transmisoras de enfermedades porque contaminan los alimentos destinados al consumo humano. Por este motivo, es importante intensificar las tareas de limpieza y mantener unas condiciones higiénicas adecuadas para evitar que se conviertan en una amenaza para la salud, ya que en las cocinas los insectos pueden transferir microorganismos nocivos a los alimentos y superficies donde se manipulan.
También debe tenerse en cuenta que las mascotas, como perros y gatos, son portadores de microorganismos y parásitos que llevan en patas o piel.
Para que las plagas no se conviertan en un problema de seguridad alimentaria, es importante tener un cuidado riguroso de la limpieza, sobre todo en los rincones y lugares poco accesibles, que es donde suelen acumularse. También es importante no olvidar zonas como los tachos de basura, donde se acumulan restos de comida y acaban por ser un lugar muy atractivo para las plagas.