Las arañas: parecen insectos, pero no lo son

Las arañas no son insectos, sino arácnidos. Viven en todos los continentes -incluso en lugares de climas fríos-, excepto en la Antártida.
Las arañas poseen un par de apéndices denominados «quelíceros» que les sirven para atrapar a sus presas. Estos apéndices están asociados a una glándula venenosa que les sirve para inmovilizar a sus presas y luego inocularles jugos digestivos.
Desempeñan un papel importantísimo como depredadores, pues son las mayores consumidoras de insectos que hay en el planeta y contribuyen decisivamente en controlar su número.
Sin embargo, a pesar de este aspecto benéfico, no es aconsejable dejarlas proliferar, pues aunque la mayoría son demasiado pequeñas para atravesar la piel humana con sus quelíceros, en algunos casos suelen picar a las personas. Cuando esto sucede, la mayoría producen efectos someros y locales, pero unas pocas especies pueden producir intoxicaciones sistémicas severas o necrosis (muerte del tejido) localizado pero extenso.
Todas las arañas producen una seda que les sirve para tejer la trampa donde atraparán sus presas, e incluso para desplazarse. Esta «tela de araña» es producida en pocas horas, por lo que la higiene de los posibles escondrijos (debajo de los muebles, en ángulos entre paredes, en los techos) es fundamental para combatirlas.
En http://es.wikipedia.org/wiki/Araneae encontrará más información sobre este depredador.
Etiquetas: Arañas, Insectos
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