Las moscas domésticas son portadoras de numerosos gérmenes
Las moscas domésticas se suelen reproducir en estiércol, excretas de seres humanos, aguas residuales, vegetales u otros residuos orgánicos en descomposición. Suelen encontrarse cerca de fuentes de alimento. Las moscas pueden transmitir disentería, diarrea, además de otras afecciones.
Algunos estudios han demostrado que la mosca ocupa un lugar destacado en la transmisión de microorganismos a la leche durante el ordeño ya que depositan gérmenes. También es importante en las moscas la transmisión de Salmonella, que puede hospedarse en su intestino hasta 35 días.
Otro patógeno del que son portadoras las moscas es el E. coli. Según estudios realizados, más de 100 patógenos se relacionan con las moscas. Las formas de transmisión incluyen superficies, regurgitación de comida y defecación, de ahí que se las considere portadoras naturales de patógenos. Los «transportan» en sus patas o los expulsan.
La higiene es fundamental para evitar estas intoxicaciones, así como evitar acumular basura y no almacenar alimentos al exterior sin protegerlos, mantener las ventanas cerradas o protegidas con mosquiteros y no dejar platos con restos de alimentos en la cocina.
Proteger nuestros alimentos de las plagas es prioritario para nuestra salud
Una de las prioridades cuando se trata de evitar que las plagas «ocupen» nuestras cocinas es evitar que existan deficiencias estructurales que se puedan convertir en refugios para insectos, así como zonas de difícil acceso para limpiarlas. En estos casos, suelen ser un lugar idóneo para que se acumule suciedad y desperdicios, así como humedad, factores que atraen mucho a los insectos.
Las hormigas, por ejemplo, suelen estar presentes donde hay alguna fuente de alimento, y se suele encontrar no una, sino varias en busca de alguna miga. Las hormigas comen casi cualquier cosa, así que deben evitarse restos de migas de cualquier alimento o restos de grasa acumulada en determinadas zonas.
La lucha contra las plagas en las cocinas debe tener en cuenta algunos puntos básicos:
- Es frecuente que en las verduras se transporten insectos. Para evitar que se instalen en la cocina, antes de almacenar los alimentos debe comprobarse si hay alguna plaga.
- Mantener puertas y ventanas cerradas. De ser posible, instalar mosquiteros; esto permite que el ambiente esté ventilado y libre de insectos.
- Limpiar de forma rápida cualquier líquido que se derrame.
- Mantener las zonas donde se almacenan alimentos limpias y sin humedad.
- Reparar canillas que goteen o estén obstruidas.
- Guardar la comida en recipientes herméticos.
- Consumir antes los productos que lleven más tiempo en la despensa.
- Depositar la basura en contenedores que tengan tapa; vaciarlos de forma periódica.
- Mantener los animales domésticos fuera de las zonas de preparación de alimentos.
Una de las causas de contaminación de los alimentos es la interacción entre éstos con plagas, sobre todo moscas, roedores y cucarachas, que actúan de vectores de contaminantes.
Insectos y roedores pueden contaminar los alimentos por el contacto de los microorganismos que transportan en su cuerpo, o a través de las deyecciones. Las plagas necesitan alimento y un lugar para poder sobrevivir, por tanto, si se actúa sobre estos factores se puede impedir que las plagas alcancen los alimentos.
Se acerca el calor y las plagas están de parabienes
En esta época deben intensificarse las tareas de limpieza en las cocinas, para evitar que las plagas se conviertan en una amenaza para la salud.
El aumento de las temperaturas lleva asociado también un incremento de la población de plagas de cucarachas, hormigas o moscas en las cocinas, con el consiguiente riesgo de infección de los alimentos.
Las plagas pueden ser transmisoras de enfermedades porque contaminan los alimentos destinados al consumo humano. Por este motivo, es importante intensificar las tareas de limpieza y mantener unas condiciones higiénicas adecuadas para evitar que se conviertan en una amenaza para la salud, ya que en las cocinas los insectos pueden transferir microorganismos nocivos a los alimentos y superficies donde se manipulan.
También debe tenerse en cuenta que las mascotas, como perros y gatos, son portadores de microorganismos y parásitos que llevan en patas o piel.
Para que las plagas no se conviertan en un problema de seguridad alimentaria, es importante tener un cuidado riguroso de la limpieza, sobre todo en los rincones y lugares poco accesibles, que es donde suelen acumularse. También es importante no olvidar zonas como los tachos de basura, donde se acumulan restos de comida y acaban por ser un lugar muy atractivo para las plagas.