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Temporada de mosquitos

mosquito culex

El calor nos agobia, pero es un paraíso para los mosquitos, que encuentran excelentes condiciones para reproducirse.

El Culex es el mosquito más común en la ciudad. Durante el día permanece a la sombra, escondido entre las plantas, cortinados, debajo de los muebles y otros lugares poco ventilados, ya que no soportan el sol muy fuerte.

Al atardecer, cuando ya el sol no los molesta, salen de sus escondrijos y se tornan muy molestos.

Acá van algunos consejos para disminuir sus picaduras:

  • Mantener los ambientes ventilados, con buena corriente de aire.
  • Colocar mosquiteros en puertas y ventanas, cuando sea posible.
  • Los bebés no toleran ni los repelentes ni los insecticidas (espirales, aerosoles e incluso, las aparentemente inofensivas pastillas), por lo que es aconsejable cubrir la cuna con un tul.
  • Hacer fumigar los jardines y plantas con periodicidad, ya que aunque se eliminen los adultos, van naciendo las crías.
  • No permitir que se acumule agua en vasijas, baldes, juguetes, macetas y otros recipientes, ya que allí depositan las larvas. Por el mismo motivo, cambiar el agua de los jarrones al menos día por medio.
  • Usar repelente. Los aerosoles se pueden aplicar incluso sobre la ropa.
  • Usar ropas de color claro, que les resultan menos atractivas que las oscuras.
  • Permitir que el fumigador cumpla con su tarea, aunque no existan cucarachas, ya que los productos que se aplican también son letales para los mosquitos.

Las hormigas usan bacterias contra los parásitos del hormiguero

hormiguero

Las mantienen para que los parásitos no arruinen sus cultivos de hongos.

Ciertas hormigas organizan jardines de hongos par alimentar a toda la colonia. Pero, como cualquier jardinero, tienen que luchar contra los molestos parásitos que les invaden sus cultivos. Para eso cuentan con otros organismos que las auxilian: las bacterias. Sí, hay bacterias que las mismas hormigas alojan en sus cuerpos para conformar una relación de mutualismo que fue descubierta por investigadores de la Universidad de Wisconsin, en EEUU.

El hallazgo se dio a conocer la semana pasada en la revista Science. El equipo del bacteriólogo Cameron Currie demostró cómo se produce la relación de mutualismo entre hormigas y bacterias: los insectos alojan las bacterias en cavidades especializadas y las nutren a través de secreciones glandulares.

«Cada especie de hormiga (que examinamos) tiene diferentes estructuras altamente modificadas para sostener tipos distintos de bacterias», afirmó Currie. «Eso indica que las hormigas se han adaptado rápidamente a mantener a las bacterias. También significa que la co-evolución entre las bacterias y las hormigas, así como también con los hongos y los parásitos, se fue dando desde muy temprano, por decenas de millones de años».

Currie, cuyo equipo estudió hormigas en América Central y del Sur, agregó que se podría aprender mucho de las hormigas para enfrentar el problema de la ineficacia de algunos antibióticos en el tratamiento de infecciones que afectan a los seres humanos. El investigador trabajó con dos especies de hormigas del género Cyphomyrmex y descubrió criptas que estaban pegadas a las glándulas endócrinas.

Esas criptas se encuentran adaptadas para distintas especies de bacterias. «Las dos especies de hormigas son muy difíciles de diferenciar con un análisis molecular -puntualizó-. Casi no hay diferencias físicas o morfológicas entre ambas. Sin embargo, las criptas en el exo-esqueleto son  distinguibles. Podemos usarlas para separar a las dos especies.»

La relación entre las bacterias y las hormigas se daría también en las 210 especies que se conocen que cultivan hongos, sostuvo Currie, quien había empezado el estudio cuando estaba en la Universidad de Kansas. «Esto nos demuestra cuán poco sabemos sobre los sistemas naturales y los microbios. Las hormigas que cultivan hongos estaban bien estudiadas, aunque su característica morfológica era desconocida.». Reconoció otra duda: ¿hay organismos que tendrían alguna ventaja con ese tipo de asociación?

Fuente: Diario Clarín, 14 de enero de 2006.

Foto: www.taringa.net

Nota de Aunar Servicios Integrados: las hormigas cultivan los hongos en una cavidad del hormiguero denominada «honguera», donde obreras especializadas los cuidan para que sirvan de alimento a toda la colonia.

Colonizadoras argentinas

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Si hablamos de hormigas, no hay como las argentinas.

Con total prescindencia de los avatares de nuestra historia, formaron colonias en Estados Unidos, Europa y hasta en la lejana Australia. Su afán imperialista desconcierta a los científicos. Algunas pistas:  hablan de un fuerte espíritu comunitario y una eficiente organización social y militar jamás alcanzada por ninguna especie animal. Quizás por eso imponen su poderío sobre otras familias de hormigas, incluso varias colonizadoras.

Las Linepithema humile, a principios del siglo pasado, subieron sus primeros contingentes a los barcos con exportación cerealera rumbo al norte. Luego, se esparcieron. Envidian su solidaridad, inteligencia y lealtad.

En fin, que es bueno tener conncacionales con convicciones.

Fuente: Oscar Angel Spinelli, Diario Clarín, 14/01/06.  ospinelli@clarin.com

Las abejas también aprenden de sus congéneres

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El «reclutamiento» de las abejas.

Para el científico argentino Martín Giurfa, del Centro de Investigación sobre Cognición Animal en Francia, las hormigas no son las únicas que reclutan seguidoras para indicar las fuentes de alimento. Las abejas también lo hacen.

«Las abejas deciden volver medio vacías (sacrificando así un beneficio propio) para poder informar a otras», afirmó Giurfa. Lo hacen por medio de danzas.

«Las danzas se ajustan a lo que hacen las seguidoras -explicó-. Si las seguidoras no están dispuestas a recibir la gotita de néctar que se les ofrece, la danzadora entonces disminuye su danza. Al contrario, si las seguidoras solicitan el néctar, la danzadora baila aún más».

Giurfa prefiere hablar de «estrategia de reclutamiento» antes que afirmar que se trata de una técnica de «enseñanza».

Fuente: Valeria Román, Diario Clarín, 14/01/06 (Nota 5 de 5)

No todos están de acuerdo en que las hormigas hacen docencia

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La comunidad científica no acepta fácilmente los trabajos que se presentan.

Aunque el trabajo de Franks y Richardson fue aceptado en una revista prestigiosa, despierta ciertos cuestionamientos. Consultado por Clarín el epistemólogo argentino Gregorio Klimovsky opinó que «hay distintas maneras de definir qué es enseñar. Puede entenderse como transmitir normas o transmitir información y es muy excepcional que se produzca en los animales». Otros, como el especialista argentino Martín Giurfa cuestionan que se pueda hablar de «enseñanza» en animales.

Pero lo cierto es que las hormigas no paran de dar sorpresas. Según cuentan los investigadores del Conicet Patricia Folgarait y Alejandro Farji-Brener en su libro Un mundo de hormigasestos insectos usan la agricultura, almacenan alimentos, manejan poblaciones de insectos, utilizan la seda, se dividen el trabajo, fabrican caminos y hasta regulan térmicamente sus «viviendas».

Se sabía que las hormigas utilizan mensajes químicos para comunicarse con el montón. Por ejemplo, avisan que hubo una inundación en el hormiguero. Ahora, los ingleses aseguran que las hormigas también dan enseñanza personalizada.

Fuente: Valeria Román, Diario Clarín, 14/01/06 (Nota 4 de 5)

Para las hormigas, el costo del aprendizaje se convierte en una inversión

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Las hormigas más experimentadas serían las «docentes» de las más jóvenes

El recorrido «educativo» tiene cierto costo para las hormigas líderes, sostienen Franks y Richardson. Las conductoras podrían alcanzar la fuente de comida cuatro veces más rápido si no tuviesen que esperar a las seguidoras. Por ellas, van haciendo pausas. La ganancia es que las aprendices aprenden mucho más rápido el camino en comparación cuando lo tienen que hallar solas.

Las aprendices a su vez son capaces de transferir el conocimiento sobre el camino aprendido y pueden convertirse en líderes más adelante. De esta forma, se van pasando la información sobre dónde están los manjares.

Los experimentos con las hormigas indican -según los biólogos ingleses- que podría ser el valor de la información, más que el tamaño del cerebro, lo que ha influenciado en la evolución de la enseñanza. «Nuestra identificación de la conducta de enseñanza en una hormiga -escribieron en su trabajo- muestra que un gran cerebro no es un prerrequisito».

El profesor Franks dijo: «Creemos que la verdadera enseñanza siempre involucra una retroalimentación en ambas direcciones entre el docente y el aprendiz. En otras palabras, el docente aporta información o guía para el aprendizaje según un nivel adecuado para las capacidades del aprendiz y el aprendiz señala al maestro cuándo las partes de la lección han sido asimiladas y esa lección puede continuar».

Richardson agregó: «Este comportamiento es maravillosamente simple. Si alguien saca a la seguidora experimentalmente y toca a la líder con un pelo dos veces por segundo o más, la líder continuará caminando».

Fuente: Valeria Román, Diario Clarín, 14/1/06 (Nota 3 de 5)