Qué tenemos que saber sobre roedores
Los roedores conviven con el hombre desde tiempos inmemoriales. Como son portadores de numerosas enfermedades -tanto al hombre como a los animales domésticos-, siempre debemos estar atentos a que no invadan nuestro ámbito (ni domiciliario, ni laboral, ni de juego).
En las ciudades, los roedores más comunes suelen ser tres:
- Rata noruega (Rattus norvegicus): la longitud de la cola es menor que la del cuerpo. Habita en zonas bajas, al ras del suelo.
- Rata negra (Rattus rattus): es una especie ágil y dotada para trepar. La cola es más larga que el cuerpo y le sirve para estabilizar el equilibrio. Habita en entretechos, pisos superiores, copas de los árboles.
- Ratón doméstico (Mus musculus): son las comúnmente denominadas «lauchas».
En nuestra ciudad abundan los roedores y muchas veces -cuando la población es muy abundante- podemos verlos caminando sobre los cables de la luz o el teléfono, o en los huecos de árboles podridos, donde suelen anidar.
Si detectamos excrementos que sospechamos provienen de roedores, alimentos mordisqueados, huellas de las patas, marcas de la cola, nidos, manchas grasosas, etc. debemos acudir al auxilio de un experto en este tipo de plagas, que analizará la situación y afrontará el problema con una batería de elementos adecuados para cada caso: cebos rodenticidas, papeles con pegamentos, trampas, venenos, etc.
Nunca debemos manipular ninguno de los elementos por los que los roedores hayan pasado sin utilizar guantes, barbijos y botas protectoras. Antes de limpiar el área con lavandina y agua o detergente y agua (nunca mezclar lavandina y detergente), debemos proceder a ventilarla. Los desechos deben colocarse en doble bolsa plástica; la ropa utilizada debe ser desinfectada.
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